INTRODUCCIÓN
30 años de Panadería y Pastelería peruana
Con la aparición del horno y las cámara
de
fermentación eléctricos
y
a gas, el mundo de la
Panadería
y Pastelería peruana ha experimentado un cambio rotundo en los últimos 30 años, señalando
un antes y un después en la manera de hacer el pan. El principal resultado ha sido por un lado, la espectacular reducción en costo y tiempo de producción y, por otro lado, una estandarización
del
producto, al punto que no existe diferencia en el resultado final. Esto hace que el principal
argumento en el que se basaba el antiguo panadero, que era la calidad, sabor, aroma o frescura de su pan, no encuentre mucha diferencia entre
una panadería
y otro. Es tiempo de pensar
en
a) servicio al cliente,
b)
atención al cliente
y c)
creación del ambiente “mágico”. Esta última creará el deseo en el cliente, de repetir la experiencia
y,
por consiguiente,
fidelizarlo a través
de “propuesta única de valor”, el mismo que no se encuentra en ningún libro, ni si quiera en este: es algo que el empresario deberá crear con sus propios clientes y colaboradores.
Esta lucha por diferenciarse, ha beneficiado
al
cliente encontrando en el mercado
variedad de productos. Así, las panaderías tradicionales que solo producen pan francés, ciabatta,
yema e integral,
son prontamente
superados por quienes ofrecen variedad. Esta oferta se traduce en primer lugar, en producir panes con valor agregado,
tales como el coliza,
dulce, con ajonjolí y rellenos, por ejemplo.
Los más
arriesgados, han realizado su “viaje
a la semilla”, buscando producir panes regionales, tales como el tres puntas, torata, chapla,
chalaco, de anís, etc. Y otras propuestas
más
osadas, han colocado en el mercado productos realmente innovadores,
tales como panes con stevia, multigranos, con quinua, aguay manto,
incorporando yerbas y especies andinas sofisticadas, al pan nuestros de cada
día. Por último, se han revalorado panes tradicionales como T’anta
Wawa, cuya fiesta nacional
se celebra
todos los 1 de noviembre,
día de todos
los Santos, como fecha reconocida por el Ministerio de Cultura del Perú, y registrado como patrimonio intangible por el Museo de la Cultura Peruana.
Todas estas propuestas obedecen a un propósito: innovar. Y, con ello, atraer a más
clientes. Pero no todos
anhelan la innovación, porque implica
cambio. Tendrá que tener
mucho cuidado, y deberá ir de la mano de sus consumidores.
El escenario
donde
se ha desenvuelto la panadería y pastelería peruana ha sido principalmente en la producción. Inspirados
en el viejo espíritu panadero; es decir, basados únicamente
en
la producción con el objetivo de hacer un “buen pan”, los cambios
se han centrado en las maquinarias y equipos. La capacitación panadera, centrada en ello, ha eliminado en muchas ocasiones
la
creatividad
del maestro panadero, facilitando la producción de productos de fácil salida. Esto
no
ha ocurrido en el campo de la pastelería,
donde quizás el cliente mismo presione acerca
de nuevos y espectaculares productos. Cosa
que en
la panadería no ocurrió. Sin embargo, en los últimos años, y con la elección del Perú como principal destino gastronómico de la región por cuarto año consecutivo,
ha
influenciado y presionado al sector panadero a mejorar y desarrollar
productos nuevos, puesto que el pan se incluye en esta cobertura alimentaria y éxito sin precedentes en la historia de nuestro país.
De hecho, hay que desconocer que las panaderías actualmente no son las mismas que vendía sus productos en un mercado de hace 30 años. Actualmente,
no
solo ofrecen pan, y eventualmente tortas. Han llegado incluso a separarse estas actividades, encontrando en el mercado establecimientos que solo se dedican a la producción de pasteles y tortas, teniendo un nicho de mercado capaz de desarrollarse empresarialmente. No obstante,
otras han ido más allá de ofrecer solo, tortas y pasteles. Hoy en día existen
panaderías
que
ofrecen productos tales como jugos, sándwiches
y menús, acompañado de una gran variedad de oferta alimentaria, en función
de la demanda. Y es ahí justamente que se encuentra una brecha, la de estar influenciado
principalmente por los objetivos de producción, por un lado, y la de cambiar todo el sistema y pensamiento de este, hacia uno orientado al servicio, por el otro, haciendo que la gestión tenga que
crear no solo un buen pan, sino también una nueva forma de ofrecerlo.
Acostumbrados a recibir a clientes por minutos, basados en la velocidad de
atender “pedidos” de pan caliente por la mañana, ahora el contacto requiere
de más tiempo. El acto de comprar y vender ya no es solo una transacción, porque se vende “como pan caliente”, tiene buen aroma
y agradable
sabor. El cliente
ahora pasa más tiempo
en el local:
averiguando precios, calidad, variedad. Eligiendo
tortas, pasteles, formas y sabores, en fin, todo lo que se les ocurra. Ya no es pues el panadero o pastelero el que toma la decisión, ni si quiera el dueño: ahora lo hace el cliente, quien
exige
un mayor contacto
y atención, pues
desea ser escuchado, comprendido y atendido
a entera
satisfacción. Y es ahí, justamente, donde las panaderías
pueden encontrar su principal diferenciación: en la atención a sus clientes. Ya no solo despecha; ahora tiene que concer los
gustos y preferencias, darse el tiempo, algo muy distinto a solo vender y
entregar el pan. El criterio
de
producción “lo hago rápido, calientito y rico”, no
basta. Atender y entender que ya no es “a mi manera”, sino a la manera del cliente, marcará el éxito, o el principio del fracaso empresarial. El pan ¡ya no se vende solo!
Frente a este
nuevo escenario, la calidad en la atención
al
cliente constituya una estrategia empresarial crucial y el servicio al cliente ocupe hoy el principal foco de atención del empresario panadero, como una nueva filosofías de gestión empresarial enfocada al cliente. Y si por un lado, la calidad
del producto está asegurada bajo modernas
máquinas y herramientas
panaderas, sostenidas por una receta estandarizada que asegure un “buen pan”, la calidad se centra ahora en el servicio y la atención
al cliente, frente a un consumidor cada
vez más exigente y competente respecto a su conocimiento de los
ingredientes y a la tendencia mundial de buscar lo saludable. Esto obliga
a elevar la calidad en este rubro,
preparando a las panaderías y empresarios
panaderos a ser capaces de satisfacer
estas exigencias e, incluso,
superar
las expectativas
del cliente, única vía para que cada una de las
experiencias del cliente en su negocio, resulten realmente
únicas y competitivas
en el
mercado.
Si bien existe abundante material en libros escritos y artículos en internet, el tema acerca
de la “atención
al cliente” han generado una multitud de conceptos y modelos nuevos muy parecidos entre ellos, que llegan a confundir fácilmente a cualquier
empresario que desee mejorar su desempeño a través del servicio y atención al cliente. Así, términos como
“servicio al cliente”, “calidad en el servicio”,
“atención al cliente” y otras más, son usadas
indistintamente para señalar una misma actividad: orientar la
gestión hacia al cliente. Es por tanto, objetivo de este libro, aclarar dichos
conceptos y centrar
su propósito para
su uso principalmente en panadería y pastelería peruana.
Es bueno señalar que los hábitos de consumo de los peruanos
no
ha cambiado; lo que ha cambiado es la oferta
que ofrece
el mercado.
Con
la aparición de
emolienteros en las esquinas en
los
años 50 y, los desayuneros al paso en los años 90 –con una Ley que los protege y faculta a ejercer su oficio de expendio de bebidas saludables
y tradicionales‐, han contribuido significativamente a generar un aumento considerable del consumo de pan en el Perú. Estos nuevos puntos de venta, lejos de competir con las panaderías, se han convertido en canales
de distribución. Es un hecho que los peruanos, sobre todo los limeños, ya no se levanten a comprar el pan; sino que encuentran el primer alimento de la mañana en cada esquina y que, no solo eso,
lo pueden portar e ir tomando
mientras se transportan a su trabajo.
Sumado
a ello, ya no se conforman
con el té, café o avena de la mañana, sino que encuentran variedad de bebidas calientes, tales como soya, quinua, las siete semillas,
maca, etc., y, variedad de sándwiches tales como de huevo, torreja,
palta, atún, hot dog, combinado y hasta con camote.
Es un hecho medible y muy significativo para la industria molinera e importadora de trigo,
experimente un crecimiento espectacular en los últimos años, puesto que de un consumo per cápita de 28 Kg en el 2010, a diciembre de 2014, llegue a 37 kg, con una tendencia a aumentar
en 9 Kg más, los próximos
4 años.
Cabe señalar que este hecho
no
se debe a una persona,
ni
que se diga que el pan es nutritivo, “bueno, bonito y barato”, sino
que
empieza
por
reconocer que
el aumento de canales de distribución
y,
últimamente, gracias a los programas sociales, ‐principalmente al de “pensión 65”‐, el cual va dirigido a personas mayores de 65 años,
reciben un bono del Estado, que va directamente a colaborar
con parte del presupuesto
familiar destinado a la alimentación,
principalmente
invertido en desayuno
y con ello, naturalmente al consumo de pan.
Y si a este hecho agregamos
el aumento poblacional sostenido de casi un millón de peruanos más
cada 3 años, el crecimiento
del mercado esté asegurado
a un promedio de más del 10% cada quinquenio,
por lo que cada día abrirán más panaderías
en nuestro medio. Sin embargo, a medida que el mercado crece, los gustos
y preferencias
también.
Es un hecho que,
lo
que estamos afirmando hoy,
no
sea del todo
cierto
mañana. Prueba de ello es el
cambio en la manera de comprar el
pan, tal como se hacía vendía y compraba el pan
tradicional, tomando como unidad monetaria (1 sol sostenida por años en las panaderías de barrio;
con el ingreso de la venta de pan en supermercados, y la forma de vender el pan por peso, es
decir por kilos, en donde
el
principal
atributo es la de ofrecer
un producto con mayor calidad en unidades
de
pan susceptible de comprarse para una duración mayor al de un día; es decir, que pueda ser recalentado en casa en hornos eléctricos caseros de bajo costo, sin perder su sabor,
textura y aroma.
Muchos de estos temas lo iremos desarrollando a medida que avancemos con la lectura. El principal valor agregado
del libro “Atención al cliente para Panaderías y Pastelerías – Más allá del pan de cada día”, se basa en considerar
todos estos cambios, todas estas fuerzas
y todas esas amenazas, faciliten definir a la competencia, a la vez de señalar las principales estrategias y prácticas realizadas por diferentes empresarios panaderos
en nuestro medio. Ahí creo que radica la valiosa contribución el
empresariado panadero:
la de traer el ‘blanco y negro’, sus propias experiencias.
Es bueno
reconocer que cada panadería
encontrará su propia identidad y
manera de hacer
negocios, en función
de la propuesta de valor que encuentren en relación a las necesidades y relaciones con sus clientes.
Aunque aparentemente todas las panaderías
perecieran iguales, no
los son del todo. Es en
relación al estrecho vínculo con sus clientes, en que la panadería adquiere relevancia en el
mercado donde ejerce su cobertura. Lo que antes bastaba que
el propietario conversara
con el cliente para mejorar,
hoy en día demanda acciones científicas propias del marketing, haciendo uso de encuestas, entrevistas, gestión de base de
datos, análisis
de los
hábitos de compra y consumo,
investigación
de la competencia, entre otros. Podemos afirmar que el empresario
que llegue a contar
con esa valiosa información, no
solo podrá mantenerse en el mercado, sino alcanzar
límites insospechados de crecimiento.
Es por ello que hacemos énfasis en la propuesta de estrechar la relación clientes‐panadería, para conocer su opinión, lo que desean,
lo que los hace feliz, los que les impulsa repetir la experiencia, y encontrar de este modo, su diferenciación,
para
que
sus acciones de marketing y ventas, y sus esfuerzos en gestión empresarial, sean
rentables.
Para tratar
bien el tema, hemos dividido
el libro
en tres partes.
La primera, TÉCNICAS
DE ATENCIÓN AL CLIENTE en Panaderías y Pastelerías. La segunda parte,
el conocimiento del CLIENTE, empezando por descubrir sus características, comportamientos,
preferencias, edades y frecuencia de visitas. La
tercera
parte, lo que es el
SERVICIO AL CLIENTE
propiamente dicho, con propuestas encontradas en el propio mercado, útiles para ser aplicados en su propio negocio. Tales como la creación del “ambiente” del servicio, incluyendo
el uso de la comunicación moderna,
basadas en tecnología de la información,
tales como la internet, el Facebook, el youtube,
el correo electrónico, el aplicativo celular, entre los más usados.
Esperamos que encuentre útil su lectura pero sobre todo, su aplicabilidad, al descubrir nuevos horizontes, en donde la actividad empresarial del propietario panadero, sea un acto lúdico de creatividad e ingenio.
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